miércoles, 30 de enero de 2013

VIOLENCIA DE GENERO - DENUNCIA

Los hechos de violencia familiar constituyen actos ilícitos que ocasionan daños que tienen apreciación en dinero por lesionar a las personas, sus derechos y bienes. En muchos casos los maltratos derivan en delitos penales, homicidio, abuso, delitos contra la integridad sexual agravado por la relación de parentesco entre víctima y agresor. Siempre son causales de divorcio o separación. Se puede demandar al otro por los daños y perjuicios derivados de la violencia ejercida sin promover con anterioridad juicio de divorcio. Siempre hay que denunciar. Para hacer la denuncia se debe llevar a la comisaría el DNI, pero si se tienen hijos, también los de ellos. Relatar los hechos sufridos con precisión y si existieron situaciones anteriores de violencia también se deben sumar. En lo posible ofrecer testigos (familiares, vecinos). Se pueden utilizar también otros medios de pruebas como mensajes de textos intimidatorios, amenazadores, correos electrónicos, certificados médicos de las lesiones provocadas o informes de psicólogos. Al finalizar la denuncia, debe leerse con atención para ver si el relato coincide con lo escrito. Pedir copia de la denuncia realizada. En la Ciudad de Buenos Aires y en las provincias existen distintas líneas telefónicas que ofrecen respuesta para contención y derivación a los centros de atención para las víctimas de violencia. Son clave porque orientan sobre el tratamiento integral de esta problemática.

RAQUEL LIBERMAN Y MARITA VERON

Los casos de Raquel Liberman y Marita Verón, con casi un siglo de diferencia, son paradigmático para comprender el funcionamiento de las redes de trata de personas con fines de explotación sexual y la complicidad con el poder político, la Justicia y la Policía. Ruchla Laja Liberman -mas tarde conocida como Raquel Liberman- nació en la ciudad industrial de Lodz, en Polonia, en el seno de una familia pobre de origen judío. Siendo muy joven conoció a Jaime Cissinger, quién se presentó como un próspero comerciante que se ofreció a llevarla a la Argentina con promesas de matrimonio. En realidad, Cissinger pertenecía a la Zwi Migdal, que bajo la apariencia de una Sociedad Judía de Socorros Mutuos, se dedicaba al reclutamiento de mujeres judías de Europa del Este en condiciones de pobreza para explotarlas sexualmente en Buenos Aires y otras ciudades del país (1). En septiembre de 1918, Raquel Liberman llegó a Buenos Aires y comprendió rápidamente la triste situación. Atrapada por la Red de Trata dirigida por la Zwi Migdal, fue recluida en diversos prostíbulos de la calle Junín, para ser explotada sexualmente y sufrió todo tipo de violencia por parte de los «caftenes» (tratantes judíos) para vencer su tímida resistencia. Según otras versiones, Raquel había llegado a la Argentina con sus pequeños hijos a consumar el matrimonio que había contraído en Europa, y se radicó en la localidad de Tapalqué, en el centro de la provincia de Buenos Aires. Al morir su esposo, probó fortuna en la Ciudad de Buenos Aires donde fue secuestrada por la organización. Mas allá de cual sea la correcta de estas versiones, lo cierto es que durante diez años Raquel Liberman permaneció prisionera de las redes de trata. En ese tiempo logró ahorrar dinero a escondidas con el objetivo de comprar su libertad, hecho que pudo consumar gracias a la complicidad de un cliente que se apiadó de ella. El hermano de este ofreció "comprársela" a Cissinger, aduciendo que abriría un prostíbulo en Mendoza, lo que el rufián aceptó recibiendo mucho mas dinero del que esperaba. Raquel compró con sus ahorros sobrantes un local en la calle Callao 515, pero fue rápidamente detectada por la Zwi Migdal, que comenzó a acosarla, amenazarla y extorsionarla para que su "mal ejemplo" no se convirtiera en un camino para la libertad de otras víctimas. Finalmente enviaron al rufián José Salomón Korn, amigo de su anterior explotador, con la misión de "embaucar a la desertora" con promesas de matrimonio. El casamiento se llevó a cabo en el Registro Civil del distrito 11 y en la Sinagoga de la avenida Córdoba, que ella desconocía que funcionaba como una de las sedes de la tenebrosa organización que la había explotado durante diez años. Luego del casamiento, Korn le robó sus ahorros y la recluyó en el Burdel de Valentín Gómez 2888. Tras evadirse por segunda vez de sus explotadores, Raquel Liberman tomó contacto con el comisario Alsogaray, que había investigado a la Zwi Migdal, y el 31 de diciembre de 1929 radicó la denuncia que llevaría a la disolución de la organización criminal. A comienzos de 1930 se percibía la situación de inestabilidad creciente que llevaría al golpe militar del 6 de septiembre. El juez de instrucción en lo criminal Manuel Rodríguez Ocampo citó a Liberman para que ratificara sus declaraciones. De ella se desprenden los detalles siniestros de este negocio criminal: las víctimas eran trasladadas de modo forzoso de un lugar a otro, se aplicaban tormentos físicos y psíquicos a fin de doblegarlas, las mujeres que ingresaban voluntariamente maltrataban a las que llegaban engañadas y por la fuerza, y se aplicaban la amenaza para que ninguna se animara a denunciar la organización. El juez ordenó el allanamiento del local de la calle Córdoba, donde se supo que muchos rufianes explotaban otras actividades ilícitas como el juego clandestino y el tráfico de drogas como pantalla de su principal actividad. Finalmente Rodríguez Ocampo dictó la prisión preventiva de 108 miembros de la organización y ordenó la captura de 334 prófugos bajo los cargos de corrupción y asociación ilícita. Al falso esposo de Liberman, José Salomón Korn se le imputó el delito de extorsión y estafa. A lo largo de la investigación también se descubrió la complicidad de la División de Investigaciones de la Policía Federal, que había reducido al mínimo los antecedentes penales de los imputados, y del Personal Penitenciario que facilitaba la fuga de los detenidos. Tras el golpe del 6 de septiembre, el gobierno dictatorial impuso cambios en la cúpula policial pero sin afectar la División de Investigaciones, útil para la imposición del Estado de Sitio vigente en el país. El 26 de septiembre se concluyó el sumario con cuatro mil fojas de pruebas recolectadas y las declaraciones de los detenidos. Estos negaron pertenecer a una asociación ilícita y alegaron que solo se afiliaron a la organización por sus beneficios sociales, que se limitaban a un lugar en el cementerio. No obstante su presidente Brutkievich, no pudo justificar como había obtenido su patrimonio nada despreciable. El 4 de diciembre el comisario Alsogaray fue desplazado de su cargo, posiblemente por denunciar la complicidad de la Policía con las redes de trata. Pese a las valientes declaraciones de Raquel Liberman, el 27 de enero de 1931 la Cámara de Apelaciones en lo Criminal, compuesta por los jueces Oribe, Ortiz de Rosas y Coll, solo confirmó la prisión preventiva para tres de los procesados, dejando libre a los restantes, en un acto que generó indignación de amplios sectores. La Cámara justificó su accionar en el hecho de que, a excepción de Raquel Liberman, ninguna de las víctimas restantes se atrevió a declarar, sin tener en cuenta las amenazas de los tratantes que pesaban sobre estas mujeres. Dos días antes del fallo, se había producido una reunión entre los Jueces de la Cámara y la Policía, cuyo contenido no trascendió. Sin embargo el juicio sirvió para la disolución de la Zwi Migdal, que venía siendo combatida desde su fundación no solo por movimientos feministas, anarquistas y socialistas, sino también en el interior de la comunidad judía por grupos de jóvenes que desde 1908 dictaban encendidos discursos en idish y en español, y crearon una organización contra la Trata de Blancas -como se denominaba entonces- (2). Además fue importante para que el conjunto de la sociedad conociera los entretelones de este negocio inhumano. Algo similar sucedería muchos años después con el caso de María de los Ángeles Verón -conocida como Marita Verón-, secuestrada en la provincia de Tucumán el 3 de abril de 2002, cuando salía de su domicilio para dirigirse a una consulta ginecológica con el objetivo de colocarse un DIU. Llamativamente, quienes arreglaron el turno en la Maternidad le pidieron que llevara su DNI. En el momento de su secuestro era madre de Micaela de tres años, y estaba en pareja con David Catalán. Al igual que la denuncia de Raquel Liberman, la investigación iniciada por Susana Trimarco -madre de la víctima- sirvió para visibilizar ante la sociedad el negocio de la trata de personas con fines de explotación sexual. Susana Trimarco realizó una denuncia ante la Comisaría local, pero estos le respondían que "se había ido seguro con un noviecito o con sus amigas. Después decían que no tenían papel para redactar la denuncia ni nafta para salir a buscarla en camioneta" (3). A partir de allí, su madre llevó adelante la tarea de investigación que no realizó la policía o la Justicia, llegando incluso a disfrazarse de Madame o propietaria de Cabaret a fin de liberar a otras jóvenes sometidas. En 2007 creó la Fundación María de los Ángeles Verón, que hasta el momento ha logrado liberar a más de 600 mujeres. Las investigaciones de Trimarco apuntaron contra el entonces gobernador Julio Miranda y varias personas de su entorno, entre ellos "la chancha" Ruben Alé, hombre ligado al futbol y la política provincial, y propietario de una flota de 600 remises. El gobierno había firmado un convenio con la Asociación de Remiseros Unidos de Tucumán (ARUT), en el que los declaraban custodios de la ciudad. Muchos testigos declararían más tarde que Marita fue subida en un remis rojo de esa compañía, y que la responsable de su secuestro fue María Jesús Rivero, propietaria de la firma y esposa de Alé. Rubén Ale también comandó la Barra Brava de San Miguel de Tucumán, resultando absuelto del asesinato de dos miembros de Los Gardelitos, que le disputaban la conducción de la hinchada, aunque luego cumplió una sentencia de cuatro años por intento de homicidio de otro de ellos. La firma ARUT fue montada en los noventa gracias a sus vínculos con el menemismo y el vicegobernador Fernando Juri, de quién fue ahijado político. En el 2002, en plena crisis post-convertibilidad, la Chancha ofreció hacerse cargo del plantel de San Martín: formó la empresa Gerenciadora del NOA y quedó a cargo de la conducción futbolística del club. En 2008, la Chancha encabezó la lista única que se presentó a elecciones y se convirtió en el presidente del club. Allí formó nuevamente grupos de choque llegando a ser detenido con un automóvil lleno de granadas, ametralladoras y una Itaca (4). Esto muestra sin duda los vínculos que los tratantes de personas mantienen con el poder político, a fin de poder llevar adelante su accionar criminal. El 8 de febrero de 2012 comenzó el juicio, que tuvo como acusados a 13 personas, entre los que se encontraban Rubén Alé y María Jesús Rivero, vinculados al secuestro y promoción de la prostitución. La investigación llegó también a los cabarets riojanos "Candy", "El Candilejas" y "El Desafío" (luego llamado "La Isla") que operaban como tapaderas de prostitución. La Cámara de Apelaciones de Tucumán los describió como "lugares destinados al ejercicio de la prostitución donde hay un sistema de reclutamiento de mujeres incluso mediante su privación de la libertad" (5). Pese a todas las pruebas aportadas por Susana Trimarco y más de 150 testigos, el 11 de diciembre de ese año los jueces de Tucumán Alberto Piedrahona, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano, desecharon las evidencias y dictaron la absolución de todas las personas procesadas. El falló generó una fuerte indignación en la sociedad. Susana Trimarco declaró que "acá está metida la mafia de los Alé, quienes fueron protegidos desde la Casa de Gobierno. Ellos son los responsables del secuestro de Marita" (5). Apenas conocido el fallo de la senadora por Tucumán Beatriz Rojké, esposa del gobernador Alperovich, declaro que "la prostitución existe y va a seguir existiendo" (6), queriendo desligar las responsabilidades políticas. El 12 de diciembre una manifestación a la Casa de Tucumán en Buenos Aires que reclamaba la aparición con Vida de Marita Verón, el desmantelamiento de las redes de trata y el Juicio Político a los jueces de la Cámara, fue brutalmente reprimida por la Policía. Con casi un siglo de diferencia, los casos de Raquel Liberman y Marita Verón muestran un accionar similar de las redes de trata que, movidos por el interés de acceder a ganancias millonarias que le aporta la explotación de mujeres, niñas y niños, recurren a la captación sistemática de sus víctimas mediante el secuestro o promesas falsas, para su traslado a lugares donde serán sometidas a violencia sexual, física, psíquica y económica. Por la complejidad de este comercio humano que constituye la Esclavitud del Siglo XXI, es imposible llevarlo a cabo sin la complicidad de funcionarios políticos, el poder judicial y las fuerzas armadas o de seguridad de los países en donde operan. Además constituye un emergente de la sociedad machista y patriarcal, y de un sistema capitalista que considera a las mujeres, los niños y las niñas como sectores vulnerados en sus derechos hasta llegar a normalizar su explotación y comercialización. Por ello la lucha por el desmantelamiento de las redes de trata y prostitución, la liberación de todas sus víctimas y el castigo ejemplificador contra los tratantes, no puede ir separada de una lucha más amplia contra el sistema capitalista que facilita la impunidad y da sustento económico a estas redes, que constituyen una de las formas mas perversas de explotación del ser humano. Notas: 1) Para la historia de la Zwi Migdal se puede consultar: Schnabel, Raúl A.; "Historia de la trata de personas en la Argentina como persistencia de la esclavitud", artículo en: www.mseg.gba.gov.ar/trata/HISTORIA.pdf. De dicho material se extrajo también gran parte de la biografía de Raquel Liberman. 2) Kandel, Ester; "De la trata de blancas a la trata de personas (II)", en: Argenpress, www.argenpress.info, publicado el 22 de febrero de 2012. 3) Mazzini, Martín; "Caso Marita Verón: la lucha continúa", en: Revista Veintitrés, www.veintitres.infonews.com, 12 de diciembre de 2012. 4) Cosecha Roja; "El hombre detrás de la corrupción en el caso Marita Verón", en: Agencia Walsh, http://www.agenciawalsh.org/aw/index, 12 de diciembre de 2012. 5) Mazzini, Martín; "Caso Marita Verón...". 6) Diario Perfil, 15 de diciembre de 2012. 7) Diario Cronista.com, 12 de diciembre de 2012.

VIOLENCIA DE GENERO - ANY VENTURA

ay algo de los debates y peleas televisivas acerca de la violencia de género que me pone incómoda o, como dicen ahora, "me hace ruido". Es que cuando se generalizan mucho los casos particulares se convierten en invisibles. Cuando cualquier famosa da su testimonio sobre un caso de violencia, es válido preguntarse si al ser parte de un espectáculo el conflicto presentado no pierde fuerza. No he sido ajena en las últimas semanas a estos entrecruces y no me quedé conforme: finalmente, no sé si terminamos promocionando una obra de teatro o el ego de un actor. O peor, si la discusión convertida en show no es otra cosa que un pretexto para lograr más audiencia. Cuando cualquier famosa da su testimonio sobre un caso de violencia, es válido preguntarse si al ser parte de un espectáculo el conflicto presentado no pierde fuerza Soy grande y recuerdo cuando en los inicios del gobierno de Raúl Alfonsín un grupo de mujeres ( la actriz Marta Bianchi, la socióloga Mabel Bianco,entre otras) trató de poner el tema en la agenda. Eran los tiempos (año 1985) en que apareció en televisión una publicidad de la bebida Piña Colada, creada por la agencia de Jorge Schussheim en la que, en una cama, una modelo, con un ojo negro, le pedía a alguien en condenable clave pseudo erótica "Dame una piña". Un grupo de mujeres, acompañado por algunos varones,(entre otros el entonces secretario de Cultura de la Nación,Carlos Gorostiza y también quien dirigía el Instituto de Cinematografía, Manuel Antín ) pedimos en una solicitada que levantaran esa publicidad por violenta. Recuerdo algo del texto: "Ya hemos padecido demasiados golpes en esta sociedad, no queremos más golpes. De ningún tipo. En esta publicidad se hace del golpe un elogio. No a los golpes. Y no a la violencia de género". Fue importante la colaboración del programa Ciudadanas que se emitía por Radio Belgrano conducido por Ana María Muchnik y Marta Merkin. Otro dato interesante que olvidan o desconocen muchos de los que ahora hablan de violencia de género es la labor inmensa realizada por Ana Goitía, cuando su marido, Antonio Cafiero, era gobernador de la provincia de Buenos Aires. Las chicas de los setenta y en especial las muchachas peronistas sabemos muy bien que ese aporte fue un hito en esta lucha. Ana creó el Consejo Provincial de la Mujer y desde 1990, las Comisarías de la Mujer en la provincia de Buenos Aires pueden "tomar intervención en delitos de instancia privada y de acción pública cuando resultaren víctimas mujeres, menores e integrantes del grupo familiar". Ana Goitía y un equipo de mujeres encabezado por su hija Any Cafiero lo tenían clarísimo: estas comisarías debían estar atendidas por mujeres, un hecho revolucionario porque ni antes ni ahora los varones de las fuerzas de seguridad entienden demasiado en qué consiste la violencia de género. Ellos todavía creen, y en su fuero íntimo lo justifican, que,en algunos momentos, las mujeres se ponen tan molestas que merecen una golpiza o un correctivo. Ni antes ni ahora los varones de las fuerzas de seguridad entienden demasiado en qué consiste la violencia de género La gestión de Eduardo Duhalde y su esposa Chiche le quitó presencia al trabajo iniciado por los equipos de su antecesor Cafiero. Mas allá de tener mujeres en su gabinete y mostrarse rodeado por mujeres, Carlos Menem no promovió nada que tuviera que ver con los temas de la violencia de género. Cristina Kirchner impulsó la nueva ley de violencia de género. La consigna Sacale tarjeta roja al violento es muy fuerte. Es cierto que es más fácil que una mujer entienda del tema y no se confunda entre lo erótico y lo violento. Quien más quien menos ha tenido que decir basta en algún momento de su vida. No pudo decir basta Alicia Muñiz cuando en febrero de 1988 murió molida a golpes y arrojada desde un balcón por su pareja el boxeador Carlos Monzón. En esa oportunidad la sociedad se dividió en dos: por un lado los varones que defendían al ídolo del deporte mas allá de los límites y por el otro algunas mujeres que se animaron a levantar la voz en defensa de la víctima. Algo sucede porque la realidad nos enfrenta cada día al fracaso de las declaraciones políticas. Cada vez es mayor el número de mujeres, muchas de ellas muy jóvenes, violentadas e incluso quemadas, una modalidad representada en el trágico caso del músico de la banda Callejeros, Eduardo Vázquez que quemó y mató a su mujer Wanda Taddei y una vez condenado pudo festejar no se qué cosa arriba de un escenario. Pensemos más y mejores maneras de obtener mayores resultados en la prevención de la violencia de género. Todo en pos de los recuerdos de una chica de los setenta..

jueves, 17 de enero de 2013

MATERNIDAD - DERECHO DEL TRABAJO

El 16 octubre de 2012, en la causa: “K.L.E. c. WAL MART ARGENTINA S.R.L. s. Despido” la Sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, resolvió modificar la sentencia de primera instancia y considerar ajustado a derecho la consideración en situación de despido indirecto de una empleada atento el silencio guardado por el empleador frente a un reclamo de asignación de un horario fijo durante su periodo de lactancia. La trabajadora era empleada de la cadena de supermercados Wal Mart y cumplía funciones de cajera con horarios rotativos, ante la eventualidad de la maternidad y periodo de lactancia, intimó a su empleador a que le asignen un horario fijo por la mañana de manera de finalizar sus tareas por la tarde debido a que la asignación de una jornada con turnos rotativos afectaba la lactancia de su hijo en tanto arribaba a su hogar a las 23 horas. El juez de primera instancia rechazo la demanda bajo los fundamentos: 1. no puede considerarse injuriosa la falta de respuesta a una pretensión que no tiene sustento en una obligación legal de la empresa, 2. no le asistió derecho a la empleada a considerarse despedida indirectamente en tanto ello no constituyó un incumplimiento contractual, de lo que se deduce que no se configuró la injuria que habilitara la ruptura del vínculo. Frente a este decisorio la trabajadora apeló la sentencia y la Sala VIII modificó la sentencia de grado haciendo lugar a la demanda y condenando a Wal Mart Argentina a abonar las indemnizaciones legales correspondientes a un distracto sin causa más la agravada por encontrarse bajo el período de protección legal por maternidad. Los fundamentos que dieron origen a este decisorio fueron: 1. La respuesta del empleador resultó extemporánea por lo que resulta de aplicación el art. 57 de la Ley de Contrato de Trabajo (“LCT”)1 que establece que ante el silencio del empleador se establece una presunción en su contra que redunda en una manifestación tácita de consentimiento respecto del reclamo formulado. 2. Las leyes locales y la Organización Internacional del Trabajo brindan una protección especial para la mujer en una de las fases de su maternidad, y salvaguardan al niño recién nacido que tiene una necesidad básica alimentaria y determinante para su pleno desarrollo. 3. El artículo 179 de la LCT dispone una facultad para la trabajadora, quien puede incluso tomarse los descansos diarios, lo que implica la obligación del empleador de no obstruir o impedir el ejercicio de ese derecho. En este sentido, constituye injuria de suficiente gravedad como para justificar el despido indirecto en el que se colocara la trabajadora. En función de lo expuesto, los aspectos relevantes a tener en cuenta son: a) ante el silencio del empleador frente a una intimación del empleado, este constituye una presunción en contra del primero por la se entienden por ciertos los dichos del empleado, y b) la protección a la maternidad y los derechos del niño protegidos local e internacionalmente prevalecen sobre la facultades de organización y dirección del empleador de su actividad comercial. Por lo tanto, ante una intimación de la parte trabajadora, el empleador siempre debe contestar dentro del plazo máximo de 48 horas para evitar que la falta de respuesta se entienda como silencio a favor de las manifestaciones del empleado. Por otro lado, la naturaleza protectoria del derecho laboral local y la prevalencia de la protección a la maternidad gozan de privilegio por sobre las facultades del empleador.

miércoles, 9 de enero de 2013

VIOLENCIA DE GENERO - QUE HACER?

Las víctimas de hostigamiento, descalificación, amenaza y hasta castigo físico recurren a los tribunales civiles en busca de medidas de protección: casi la totalidad decide iniciar un proceso judicial contra el agresor, que suele ser una pareja o ex pareja. Sin embargo, las situaciones de violencia persisten, y muchas mujeres abandonan el proceso judicial, aún cuando se dictaron prohibiciones de acercamiento o contacto y exclusiones del hogar. Son datos que arroja la publicación “Más allá de la denuncia. Los desafíos del acceso a la justicia”, del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA). La importancia de la denuncia “La denuncia es un paso fundamental, porque implica que la víctima es consciente de que lo que le sucede no es un episodio privado, del que deba sentirse avergonzada o que sea natural que un vínculo esté atravesado por la violencia. Sin embargo, la denuncia es el primer paso de un proceso judicial, y no el último. Es el punto de partida para el ulterior dictado de una medida cautelar de impedimento de contacto del agresor, o de exclusión del hogar del mismo (que constituyen las medidas más usuales en estos procesos), así como una eventual condena penal si los hechos denunciados configuran un delito”, explica Josefina Durán, abogada y directora del área de Justicia del ELA. “El acceso a la justicia es un problema que debe entenderse en forma integral y debe abordarse de forma interdisciplinaria, con compromiso de los profesionales y operadores de la justicia, junto con políticas públicas que defiendan los derechos de las mujeres. Es crucial no revictimizar a las mujeres a través de un procedimiento jurídico que las ignore y, a su vez, menosprecie sus derechos”, opina Silvia Paola Viqueira, abogada penalista especialista en violencia, en una columna para Entremujeres. La creación de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que trabaja durante las 24 horas todos los días del año, ayudó a incrementar la cantidad de denuncias, opina el doctor Norberto Garrote, Director del Hospital de Niños Pedro de Elizalde y Director de la Especialización en Violencia Familiar de la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA). “Es necesario reconocer que la sociedad avanzó mucho en el reconocimiento y la visibilización de la violencia en general y, particularmente, en la que se despliega dentro de los entornos familiares. No obstante, no es fácil develar el maltrato que se sufre dentro del núcleo familiar, porque se tiende a ocultar todo aquello que resulta inaceptable o prohibido”. Según una investigación realizada por el ELA, más el 43% de las mujeres que se acercaron a la OVD habían realizado denuncias previas en instituciones policiales: “La Policía es el primer lugar donde acuden a denunciar las mujeres, porque es lo que tienen más cerca, abierto las 24 horas. En el imaginario sigue siendo el lugar indicado para las denuncias. Sin embargo, no son lugares especializados en la temática, por lo cual recomendamos acudir a las Comisarías de la Mujer (allí donde las hay), a las Oficinas de Violencia Doméstica o a las fiscalías”, dice la abogada Josefina Durán. Entre la ley y la práctica, un abismo La ausencia de patrocinio gratuito y las deficiencias de las políticas públicas integrales son algunas de las causas por las cuales estas mujeres no acceden a soluciones duraderas, explica Natalia Gherardi, directora de ELA. “Las leyes locales de violencia familiar, así como la Ley de Protección Integral para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra las Mujeres en el ámbito en que desarrollen sus relaciones interpersonales, son buenas leyes. El problema es el abismo entre la ley y la práctica, y la práctica incluye el accionar de la justicia, pero también la necesaria participación de la víctima”, dice Durán. “Para que ella pueda sostenerse en el proceso hacen falta políticas públicas eficientes que brinden patrocinio jurídico gratuito, atención psicológica (porque a quien denuncia no deja de ser alguien con quien tuvo un vínculo afectivo, y eso genera muchas veces ambivalencias en el sentimiento si no se encuentra fortalecida), posibilidad de acceder a un plan de vivienda o a un subsidio, ya que muchas veces depende económicamente de la persona violenta”. En la misma línea, Paula Narváez, especialista de programas en América Latina y el Caribe de ONU Mujeres, comentó en una entrevista que, si bien hay nuevas leyes, “las actitudes que perpetúan la violencia contra las mujeres persisten” y “existe la necesidad de incrementar su aplicación, en particular, para abordar el grave problema de los feminicidios de la región”. Hace unos días, la Cámara de Diputados convirtió en ley una modificación al Código Penal, por la cual podrán recibir reclusión perpetua quienes cometan femicidio. Esta figura se incorporó como un tipo agravado de homicidio, que establece “agravantes por el vínculo” y descarta el uso de atenuantes cuando el hombre tenga antecedentes por violencia. Todos tenemos que hacernos cargo: durante el año pasado fueron asesinadas 282 mujeres a causa de violencia de género.

LA AGENDA PENDIENTE - POR MABEL BIANCO

Este fue un año con gran visibilidad de los temas principales de la agenda de las mujeres. La violencia contra mujeres y niñas y los femicidios fueron permanentes, tanto por la frecuencia de casos como por juicios muy sonados, como el de Vázquez por la muerte de Wanda Taddei o el del asesinato de Tomás, el niño que la ex pareja de su madre mató para “pegarle donde más le podía doler”. Entretanto, se aprobó la ley que agrava las penas para casos de femicidio. ¿Qué más falta? Nada menos que la implementación de la ley de violencia, aprobada hace casi cuatro años y que todavía no se pone en marcha. Si bien los casos de violencia crecen y también su gravedad, ni el Gobierno nacional ni los provinciales establecieron los programas de atención, y menos aun de prevención. Y seguimos sin tener datos. El convenio que firmó el Consejo Nacional de las Mujeres con el Indec recién empezará a funcionar en 2013 y el Observatorio que debe establecer los datos necesarios para las políticas y su evaluación no se constituyó. Otro tema fueron los abortos no punibles, o sea permitidos por la ley. En marzo la Corte Suprema de Justicia emitió un fallo ejemplar con la interpretación del artículo 86 del Código Penal, recomendando qué debe hacer el Gobierno para garantizar a todas las mujeres este derecho. Si bien el caso que motivó el fallo se había resuelto, la Corte se pronunció para evitar los problemas que ocurrían. Pero el fallo no encontró eco en el Ministerio de Salud de la Nación, que no hizo nada para asegurar esta atención en todo el país. La inacción nacional hizo que cada provincia definiera un protocolo, por eso hoy las mujeres reciben distinta respuesta según dónde lo pidan. Falta una política nacional. Esto es grave porque muchas mujeres pobres enferman o mueren por abortos clandestinos. La judicialización que la Corte pidió evitar persiste y a veces con consecuencias dramáticas, como la mujer rescatada de la trata a quien en un hospital porteño se le negó y la Corte intervino para garantizárselo. La salud sexual y reproductiva no es una prioridad del Gobierno nacional, ejemplo de esto es la acefalía del Programa Nacional que se prolonga desde hace meses. Un tema tan sensible para la salud de las mujeres está sin conducción. Otro tema candente fue la trata de mujeres para explotación sexual. Al creciente número de adolescentes y jóvenes desaparecidas se sumó el juicio por la desaparición de Marita Verón. Este juicio desnudó cómo actúan los traficantes y el cerco de impunidad y corrupción con funcionarios públicos, policías y la Justicia. La declaración de inocencia de los 13 imputados y la indefensión de las mujeres rescatadas que declararon impactaron. Toda la población reaccionó, incluso la Presidenta, y se logró que se aprobara la modificación de la ley, proyecto que desde hacía un año y medio daba vueltas sin resolverse. Ahora viene lo más difícil: adoptar las políticas públicas que deberán enfrentar la corrupción. Si no se adoptan estas políticas para la violencia contra las mujeres, qué podemos esperar frente a la trata. La propuesta de reforma al Código Civil introdujo temas muy polémicos que impactan sobre las mujeres, como el del alquiler de vientres. En la audiencia pública dije que “las mujeres no somos envases para producir niños para permitir a otros tener hijos” y agregué: “Ni para darlos en adopción”, y por eso rechazamos la gestación por sustitución. Si se incluyera, deberá ser regulada para garantizar que la mujer sea debidamente informada, que dé su consentimiento ante un juez y que tenga asegurada la subsistencia y el cuidado médico desde el embarazo hasta un año después del parto. Estos recaudos son necesarios porque las mujeres que prestarán su vientre serán las más pobres, quienes en algunos casos no pueden decidir libremente debido a las necesidades económicas que soportan para asegurar la supervivencia de su familia. Estos son los temas pendientes de la agenda. ¡En 2013 tenemos que asumir el desafío de enfrentarlos! ¿Será capaz el Gobierno nacional de hacerlo? ¿Qué haremos nosotras? ¿Seguiremos aceptando que no se los resuelva? ¿Cuánto sufrimiento y muerte de mujeres será necesario? *Presidenta de FEIM.

LEY DE TALLES

Siete de cada diez mujeres no encuentra ropa de su talle y sólo el 5 por ciento tiene el cuerpo ideal que propone la moda. No existe una ley de talles a nivel nacional y las locales no se cumplen. La exigencia del 90-60-90 provoca trastornos de alimentación, depresión y aislamiento, pero sobre todo un enorme dolor en las adolescentes que tratan de encajar como sea en las curvas deseadas. Una crónica íntima de cómo se vive en un cuerpo distinto y cómo intentar –entre todas– modificar los moldes en los que queremos entrar. La ropa de los maniquíes podría multiplicarse en mi cuerpo. El vestido a rayas debería marcar la cintura. El short para ponerse cómoda en una tarde de playa. La musculosa para jugar con los brazos libres. Y la blusa a flores con escote que ahora llaman hippie chic. Pero no. La blusa a flores sostiene bien el escote pero después deja la panza tan marcada que nos darían el asiento en el colectivo –y los embarazos por devoción a los postres son más bien ofensivos– y la pollerita de jean estalla en el ombligo como una sartén de pochoclos. Todo lo contrario a la geografía lisa que nos habíamos imaginado. Con cierto dolor –y más esfuerzo por no hacer saltar ningún botón– también la arrastramos del cuerpo hacia la silla de vestuario fusilado. Intentamos mantener en nuestra cabeza la idea de que no sólo crecimos de tamaño corporal sino también de edad y, con la edad, de corporalidad. Pero la ropa caída en la batalla logra pegarnos en la autoestima. Las ganas de seguir probando –esas ganas que apenas unos años atrás sólo se veía interrumpida por el coto del monto de la tarjeta de crédito o del efectivo para llegar a fin de mes– ahora se dilapida en la poca fe de que alguna prenda se deje asentar con dignidad. ¿Pasará, pasará y el último quedará? La musculosa se prueba porque es el último large de los xxx large, casi una obscenidad de los tiempos modernos, un porno de carne que desconoce el mandato de piel y hueso. No es un orgullo. Tampoco debería serlo. Pero estaría bueno –lo escribo y me lo digo– no enojarme con la extensión de mi geografía muscular. No esconderme del mundo. No sentir vergüenza. No imponerme menos deseable. No desearme menos a mí misma. La verdad es que sucede. Igual que aumentar unos kilos en el embarazo o mientras la lactancia nos deja dar la teta y mirar al techo (o a unas medialunas) o si en la corrida entre ser madre y laburante no tenemos tiempo para ser gimnastas o si entre una manzana y un alfajor volvemos a pecar, pero no como Eva, y rechazamos la manzana. Por muchas razones el cuerpo se acomoda fuera de los estándares de las vidrieras. A veces las vidrieras son las que se tendrían que acomodar. A veces nosotras también. No es una apología del sobrepeso. Pero sí un intento de aminorar que al peso se le sume el dolor de apagarse sin ningún color, de vestirse sin ninguna flor, de caminar sólo con lo que hay y sin ninguna elección. Al fin y al cabo, la musculosa violeta queda. Los brazos se ven potentes a la vista y la panza chata como un viejo idilio de juventud. Pero, al menos, se puede llevar sin renunciar al color. El color, ese aliado de la vida, para contrastar la palidez del rostro y de las penas. Ese escudo artificial pero tan simbólico para marcar de qué lado del arco iris queremos estar. El escudo lo necesitaríamos para el efecto prueba de shorcito. No hay más talles. Y los agujeros no pasan las rodillas. ¿Quiénes somos? ¿Quiénes fuimos? ¿Quiénes son las otras? ¿Quiénes deberíamos ser para que nos entre esa tela que, a duras penas, funcionaría como medias? No llegamos ni a lamentarnos por las estrías que tenemos desde los once años cuando nos desarrollamos precozmente y fuimos al doctor como si tuviéramos fiebre y nos explicó que esas rayitas no eran líneas de un termómetro corporal que se iban a ir, sino que se quedarían con nosotras –y en nuestros muslos– para siempre. Ni siquiera nos preocupa –eso es lo bueno de perder la delgadez, se acomoda el orden de prioridades– la celulitis. Tal vez porque no la llegamos a ver. Tal vez porque todo el esfuerzo que hacemos en cinta, caminatas, electrodos, vendas frías, todo eso que hacemos y que sólo nosotras sabemos (mientras los demás se imaginan que nos importan un rabanito los centímetros de más) no nos quitan centímetros, pero sí tiempo, esfuerzo, plata, convicción y, tal vez, sólo tal vez, al menos nos dejen –casi como una limosna por buenas intenciones– un poco de turgencia. Pero la firmeza está en un cuerpo demasiado extenso para disfrutar de un shorcito en vacaciones. Así que el shorcito y las ilusiones de las olas y el viento (al menos con un shorcito nuevo) sin el antiguo pareo tapa-todo y sin quedar al descubierto quedan en el banquito que acumula la ropa que no va y la bancarrota corpo-emocional. –¿Cómo va? –pregunta la vendedora. –Bien. ¿O querés que te cuente? –pienso en contestarle. Pero me da piedad que está hace horas entregando ropa en un shopping center y que entre ella y yo no hay nada personal. Por eso, sólo esbozo que no me van muy bien los talles y si quiere que le vaya pasando la ropa (toda la ropa) que no va. Que no me va. Le entrego las prendas por un resquicio de aire de la puerta y siento su mirada de queja. –¿El vestido te lo vas a probar? –Bueno, me lo pruebo –me animo con mi última apuesta al azar o a la valentía. Pero la magia se termina cuando las rayas rompen con la regla física que decía que las paralelas no se tocan y empiezan a desmoldar la geometría con mis propias curvas. Me arrepiento de haber probado la última ficha y huyo. Antes los probadores eran un lugar de ilusiones. Ahora se convirtieron en una guerra conmigo misma. Si la ropa es una misión difícil..., ¿qué decir de las mallas? Hay algo que, sin embargo, les reconozco. Todo queda expuesto. No hay dobles discursos. Somos así. Es lo que hay. Y al que no le gusta, se jode. Me envalentono como si fueran cantitos de cancha para salir a la pileta con un dos piezas y toda la dignidad a la vista. –¿Vos sos del estilo de las brasileñas, no? –me dice con una sonrisa cómplice mi psicólogo. Yo me río de la complicidad. Nunca, ni un paso atrás. No renunciaría a chapotear con mis hijos, a revolcarme en el mar, a sentir la textura dulce del río porque de los cuentos de sirena conservo las curvas pero le agregué varias más. Me río. Pero después le digo: –Sí, pero sufro. Es más sencillo tener ideas políticas y diferenciarse del oponente que tener ideas sobre el propio cuerpo y llevarlas sin dudas. Una misma es la ideología en juego. Tal vez por eso ya no sea el talón sino la cintura, la panza, la cadera de Aquiles de la independencia femenina. Y por algo se apunte tan fuertemente –y con una hegemonía cultural casi sin matices– hacia un modelo de mujer única. El cuerpo, en definitiva, es el eslabón vulnerable de las mujeres modernas. Modernas pero con el mandato de ser tan frágiles como su cintura. El calor impone tener que mostrarse y el mercado esconde no tener con qué taparse. El verano llega, la malla, las remeras, los shorts, las musculosas y las polleras dejan mucho más en evidencia la falta de posibilidades para las mujeres reales (el 95 por ciento no entra en los moldes de la estética dominante según la ONG AnyBody Argentina) que no encajan en un maniquí o no son tapa de revistas sino mujeres reales que quieren ir a la playa o a la pileta y no zambullirse en un mar de vergüenzas. 95% fuera del molde “Hay un mundo de sensaciones que, como remolino, me conducen casi a la locura cuando llega el verano y tengo que mostrar mi cuerpo. Niego, me frustro, insisto en que no me importa. Pero, fundamentalmente, no me veo. No me veo tal cual soy para poder mejorarme con conciencia. No utilizo mis recursos y me veo reflejada en imposibles que me devuelven esclavitud a la fantasía de turno”, dice Gabriela Notti, fundadora de Belleza viva, un centro con el concepto de una sana belleza. Y acentúa: “La propuesta es ver quién soy, capitalizarme, aprender a querer lo que va a ser el puntapié para mi carrera por ser cada vez más linda, más segura y, sobre todo, única y para romper los moldes que no son míos y comenzar a crear mi escultura”. Sharon Haywood es la fundadora y directora de la ONG AnyBody Argentina (que forma parte del movimiento global EndangeredBodies.org) y coeditora de AdiosBarbie.com. Ella cuenta sobre sus iniciativas tanto de felicitar a las marcas que tienen talles amplios con una etiqueta en sus locales como la de sacar a las mujeres de un modelo único justo cuando en las revistas y la televisión aparecen cuerpos clonados por la cirugía y las dietas. “Queremos mostrar, mediante la utilización de nuestra instalación, el Modelómetro, que el talle único no es el único talle: las mujeres argentinas vienen en moldes diversos. Con el Modelómetro comparamos las medidas de una modelo típica (que sólo el 5 por ciento de las mujeres tiene) con los cuerpos reales de las mujeres en Argentina. En muchos casos, el efecto es impactante. Rompemos el molde del estereotipo de 90-60-90 y así independizamos nuestros cuerpos.” No hay vacaciones para la Ley de Talles La propuesta existe. Pero no termina de aprobarse. La Ley de Talles rige en algunas localidades (donde tampoco se cumple) pero no está aprobada a nivel nacional. Y justo cuando el Congreso Nacional duerme la siesta y muchos diputados o senadores no tienen problema en mostrar sus panzas en la playa, las mujeres, en cambio, son observadas con lupa por tener demasiada cola, no tener pechos, tener celulitis o no tener cintura. En definitiva, si la intimidad es política, nada más íntimo que probarse una malla y sentir que es preferible cruzar un desierto sin agua que asomarse al mar en una bikini que deja afuera la cola, la panza y las lolas y nos hace añorar las fotos de la época de nuestras abuelas en que –ahora pensamos– esas mallas enteras y tan pudorosas nos quitarían tanta presión de la sobreexposición. A nivel nacional no hay legislación vigente. En el 2009 una ley nacional logró media sanción en Diputados, aunque perdió estado parlamentario en el Senado. Actualmente, estamos en cero. “Pero, en la provincia de Buenos Aires, que tiene la ley más antigua, aprobada en 2001 y reglamentada en 2005, el 75 por ciento de las marcas no la respeta. En general, las adolescentes son quienes más discriminadas se sienten en los shoppings. También se promulgó, en 2009, la Ley de Talles de la Ciudad de Buenos Aires, que es muy completa porque incluye todos los talles, del 36 al 50, tanto de mujeres como de varones, y para todas las edades. Desgraciadamente la reglamentación desvirtúa el espíritu de la ley, por lo cual se está pidiendo su inconstitucionalidad. ¿Cuál es la situación en el resto del país? “Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos, Santa Cruz y la ciudad de Córdoba ya tienen su propia ley”, describe el monitoreo de Mujeres en Igualdad. Ni en la Cámara de Senadores ni en la de Diputados es una prioridad la aprobación de la ley de talles. Pero sí es una prioridad para organizaciones como AnyBody y Mujeres en Igualdad. “Es una discriminación que produce trastornos alimentarios y puede llevar a la anorexia y la bulimia; que atenta contra un derecho básico: a vestirse. Existen marcas reconocidas en el país que incumplen con la ley, que han presentado recursos de amparo, pero que en Europa lanzan campañas contra la anorexia y la bulimia, organizan desfiles con modelos de dimensiones grandes y ponen a disposición de su clientela una amplia variedad de talles”, dispara contra la diferencia Monique Altschul, de Mujeres en Igualdad. Mientras que Haywood remarca: “Desde julio de 2012, AnyBody Argentina está sumando firmas a una carta abierta para mandar al gobierno argentino pidiendo la creación e implementación de una ley de talles nacional, inclusiva y coherente. El objetivo es garantizar que todas las mujeres de cuerpos promedios (o sea entre los talles 38-52) puedan acceder a ropa de moda sin vergüenza, rechazo o discriminación. Un estudio hecho por nuestra ONG muestra que alrededor del 70 por ciento de las mujeres argentinas no puede conseguir la ropa que quiere comprar en su talle. Esta realidad es aún peor para las mujeres adolescentes y jóvenes, una situación que está contribuyendo a una crisis nacional en materia de salud. En la carta abierta pedimos la creación de una legislación que se centra en la implementación de un sistema de talles coherente para que comprar una prenda de ropa sea casi tan fácil como comprar un par de zapatos y para que los talles sean los mismos a lo largo y a lo ancho del país”. Altschul se pregunta: “¿Por qué los fabricantes de ropa se niegan a acatar la reglamentación, pese a que algunos inspectores labraron en la provincia de Buenos Aires actas de infracción? Las marcas diseñan para un solo target: la ‘mujer ideal’, prefieren fabricar pocos talles, entre el 38 y el 42, para que sus modelos ‘luzcan’. Tampoco se cumple con el etiquetado según la norma IRAM 75.310, que dispone como talles obligatorios desde el 38 al 48, suprimiéndose las definiciones S, M, L y XL, o su equivalente 1, 2 y 3. Muchas empresas alegan problemas económicos para cumplir con la ley. Sus argumentos plantean que les resulta más caro fabricar talles grandes, que se desvirtúan sus diseños, que no hay en el país una moldería para esas proporciones, que es muy difícil unificar los talles por no existir un análisis antropométrico de la mujer argentina. Sin embargo, las marcas que confeccionan talles grandes dicen que los problemas económicos no son reales, que unos pocos centímetros de tela no tienen incidencia significativa”. La ley de talles propone que todas las mujeres puedan vestirse sin sentirse expulsadas de un modelo corporal que las rechaza. Pero no se trata de glorificar el sobrepeso, sino –todo lo contrario– de no fomentar las dietas extremas que terminan generando el efecto rebote después de las penurias por restricciones extremas. “El mes de enero es una de las peores épocas del año para problemas de autoimagen para toda la gente, pero especialmente para las jóvenes. No sólo existe la presión para lucir en una malla o con muy poca ropa cuando sube la temperatura, además está la tradición de tener que perder peso y/o ‘arreglar’ una parte del cuerpo para el nuevo año. Y si no querés ‘mejorar’ tu cuerpo sos rara. Los estudios muestran claramente que las dietas no funcionan y, en la mayoría de los casos, la gente termina pesando más que antes de intentar adelgazar. Las dietas no sólo traen obesidad, sino también trastornos alimentarios, depresión y ansiedad”, enumera Haywood. Ella también desmiente que el pedido de una ley de talles vaya en contra de la industria de la moda. No se trata de arruinar el diseño de indumentaria, sino de ampliar sus horizontes: “Lo fashion es para divertirse, expresarse y también para sentir una pertenencia dentro de la sociedad.... no es para sufrir. Entiendo que las marcas no son entidades altruistas, pero sería un gran paso adelante que se dieran cuenta de que hay otras maneras ‘cool’ de vender su ropa que pueden significar muchas mas ganancias y una clientela fiel”. Silvia Zubiri, directora de la Fundación Avon, también destaca: “Si bien hablamos de modas, el acceso para todas las personas de elegir la indumentaria que más le gusta usar es parte del concepto de inclusión, diversidad y pluralidad, afianzando los derechos humanos y dando valor a las personas como sujetos y no como objetos, teniendo como meta principal la salud física y mental que, muchas veces, se deteriora en busca de un supuesto cuerpo perfecto. La hostilidad de la moda no pasa únicamente por no encontrar la prenda que se busca en el talle de cada uno, sino que supone que las personas deban ir contra la naturaleza de su propio cuerpo, provocando, en muchas oportunidades, desórdenes alimentarios que pueden llevar a enfermedades físicas y mentales”. Aunque una de las dificultades de hablar del cuerpo es hablar desde el propio cuerpo. Mirarse el ombligo, en este caso, no es un acto de egoísmo, sino un desafío. No se trata sólo de pedirles a los demás que ensanchen las telas, sino de una misma aceptar los cambios o las geografías que trae la vida, bancarse ese defecto (como dice Charly García) o, simplemente, aceptarse con hidalguía. AnyBody Argentina les propone a las mujeres que se independicen de: los kilitos de “más”, las etiquetas corporales, el número de la balanza, tratar de encajar en un ideal imposible, las dietas constantes y el odio corporal.

LA VIOLENCIA INTERMINABLE

La muerte tras doce días agónicos de la joven violada y torturada por seis hombres a bordo de un autobús en la India obliga al gobierno local y a los organismos internacionales a adoptar políticas urgentes de reparación de derechos de las mujeres en esa región, donde los matrimonios infantiles, las violaciones colectivas y la violencia intrafamiliar son ejes de la tragedia cotidiana. Amanat”, en lengua urdu, uno de los veintitrés idiomas de la India, significa “tesoro”. Sólo por esta vez, como una prolongación de ese don invaluable, “Amanat” se cristalizó en “Hija de India”, desde la violación colectiva que una joven sufrió el 16 de diciembre y a través de la indignación nacional que significó su agonía y muerte en un hospital de Singapur, doce días después. El mundo entero recién parece desperezarse sobre la violencia enquistada que padecen niñas, mujeres y adolescentes en ese país. Las marchas masivas de condena al ataque de seis hombres, entre ellos un menor, a la chica de 23 años y a su amigo en un autobús que durante el día es rentado para estudiantes en un barrio de Nueva Delhi, obligaron a salir al ruedo al gobierno nacional “para que mujeres y niños se conviertan en la principal prioridad”. Lo dijo el ministro de Defensa, A. K. Antony, el mismo que declaró una base de ovnis en el Himalaya, y lo replicó la jefa de Gobierno de Nueva Delhi, Sheila Dikshit, en una movilización que impulsó esta semana bajo la consigna “Marcha por la dignidad de las mujeres”. La Alta Comisionada para Derechos Humanos de Naciones Unidas (Acnudh), Navi Pillay, espera que el caso marque “un punto de inflexión” en el tratamiento de la violencia contra las mujeres. El lunes advirtió que “el pueblo está exigiendo una transformación de los sistemas que discriminan a las mujeres, a una cultura que respete su dignidad en la legislación y en la práctica”. El de Amanat fue el último de una serie de casos de violaciones colectivas que comenzaron a exigir respuestas al debate político. Según datos de la Oficina Nacional de Registro de Crímenes, cada 20 minutos una mujer es violada en la India, pero sólo en uno de cada cuatro casos el violador es condenado, debido a la “inmensa corrupción” presente en la fuerza policial. En las últimas cuatro décadas, los abusos sexuales aumentaron casi un 875 por ciento. Sólo en 2011 ocurrieron 24.206 violaciones. A las 11.15 de la noche del viernes 28 de diciembre de 2012, las autoridades del hospital Mount Elizabeth, de Singapur, comunicaron el fallecimiento de la joven india violada por un grupo de hombres en un autobús, con complicidad del conductor. Tras ser golpeada, violada, vejada con una barra de hierro y torturada, los agresores, que le reprocharon su conducta “liberal” por el hecho de salir cuando baja el sol y viajar en un transporte público, la arrojaron desnuda sobre la ruta e intentaron arrollarla con el vehículo, pero fue rescatada por su amigo, que también sufrió el ataque. Su tragedia se convirtió en el nuevo símbolo de resistencia de las mujeres indias, víctimas principales del segundo país más poblado del planeta. En octubre último, una adolescente de 16 años se inmoló después de sufrir una violación colectiva en Haryana. Dos policías del estado de Pendjab permanecen detenidos, acusados de retrasar la investigación por la violación colectiva de otra adolescente de 18 años, el 13 de noviembre pasado, durante la celebración de un festival tradicional. La chica se suicidó el 23 de diciembre. Antes difundió un video en el que desde una habitación y con el rostro tapado por una tela morada decía: “Dos chicos me violaron. Hice mucho ruido pero nadie me escuchó. Había una mujer a la que supliqué ayuda, pero en vez de hacerlo ayudó a los violadores. Me dijeron que si decía algo me matarían y dañarían a mi familia”. La víctima intentó presentar la denuncia, pero los policías la acosaron, la sometieron a un interrogatorio, la presionaron para que retirara la denuncia y por último le dijeron que lo mejor que podía hacer era casarse con uno de sus violadores. El diario Times of India de la semana del 17 de diciembre informó que una tercera joven, víctima de una violación colectiva en la región de Uttar Pradesh, volvió a ser violada dos veces más por los policías que debían tomar su denuncia. La joven envió una carta abierta al ministro del Interior, que se publicó en el diario, donde reclama con desesperación que el Estado abandone su desidia. Un estudio de la Fundación Thomson Reuters de junio de 2012 concluye que la India y Arabia Saudita son las regiones donde las mujeres reciben el peor trato en aspectos relacionados con la educación, el acceso a la salud, las oportunidades de trabajo y la violencia. El periodista especializado en temas de género, Nicholas Kristof, ironiza que “India es muy pobre; Arabia Saudita es muy rico. Pero hay un elemento común y es que a menos que tenga algún tipo de acceso especial a los privilegios, usted tiene un futuro muy diferente, dependiendo de si tiene un cromosoma X adicional o un cromosoma Y”. El trabajo de ese organismo resume que la situación en India es “deplorable” por la persistencia de prácticas como el matrimonio infantil, el infanticio y la esclavitud. Más del 44,5 por ciento de las mujeres se casan antes de los 18 años y durante 2010 se produjeron 56.000 muertes maternas. En este lugar del mundo las mujeres víctimas de violación siguen siendo sometidas a exámenes humillantes de médicos policiales, pese a que una enmienda de 2003 los prohíbe por su carácter inmoral, reveló la activista Aruna Kashyap, de Human Rights Watch India. Por caso, persiste la práctica de “la prueba del dedo”, que determina si la víctima de violación es “activa sexualmente” o, como formulan los forenses, “acostumbrada al contacto sexual”. El examen consiste en que un médico realice un examen táctil con uno o dos dedos en la vagina de la mujer violada, para determinar la presencia del himen y probar la elasticidad vaginal. Si puede introducir dos dedos, concluirá que la víctima tiene una “sexualidad activa”. Amanat fue condenada por estereotipos culturales arraigados en machismos recalcitrantes teñidos de mística religiosa. Es una más entre miles. “Las tachan de mujeres licenciosas”, manifestó Kashyap. “Y eso es una consecuencia seria y peligrosa” para las mujeres víctimas. “Ya existen muchos estereotipos y generalmente las víctimas ya son tratadas con bastante recelo, tanto por los médicos y la policía como por los jueces. Si se comienza a ponerles una etiqueta, se las puede dañar seriamente.”

VIOLENCIA DE GENERO

Miguel Angel López degolló a su ex pareja, Nélida Bustos, que lo había dejado hace dos meses, y a la niña Evelyn, de 10 años, hija de la mujer. Luego apareció ahorcado con un alambre, a 20 kilómetros del lugar. Nélida Rosana Bustos, de 34 años, murió luego de ser degollada por su ex pareja mientras dormía en su modesta vivienda de la ciudad bonaerense de Lincoln; su hija Evelyn, de 10, falleció minutos después, desangrada, pidiendo auxilio en la calle. Miguel Angel López, el agresor, estuvo prófugo por la mañana y por la tarde fue hallado ahorcado de un árbol, cerca de una localidad vecina del mismo partido. El comisario local, Roberto Peralta, señaló que López había sido denunciado por su anterior esposa por maltratos físicos “y otro tipo de artimañas, la molestaba en su domicilio y lugar de trabajo”. Por la tarde, fuentes policiales confirmaron que eran dos, en total, las ex parejas que lo habían denunciado por violencia intrafamiliar. Bustos no lo había hecho, dijeron. Según informó la policía, el ataque fue perpetrado cerca de la 1, en la calle Cerro Catedral 160, en el barrio Las Lomas, un complejo de viviendas sociales a 20 cuadras del centro. Esa casa fue adquirida por la víctima y su esposo, quien había fallecido electrocutado hace más dos años, y con quien tuvo dos hijos: Evelyn y su hermano, de 13 años, sobreviviente del ataque. Este joven, en estado de shock, dijo a los policías que el atacante fue la ex pareja de su madre, quien ya les había dicho cuando se fue de la casa que los iba a matar. Fue el hijo de la víctima quien puso a salvo a Irina, su media hermana de seis meses. Evelyn también escapó pero con profundas heridas en la zona del cuello. Intentó ir hasta la casa de su tía, a dos cuadras, y se desvaneció en la calle. Murió arriba de una ambulancia, según fuentes policiales, camino al hospital local. Su hermano debió ser atendido y contenido por su estado nervioso. En la vivienda no se encontró el arma homicida, solo el cadáver de la mujer en la cama matrimonial. “Actuó sin ningún tipo de planificación previa, más allá del conocimiento que tenía de la casa porque había vivido ahí”, dijo un investigador. Las fotos difundidas del agresor lo muestran sentado en un rincón junto a su beba, que acababa de tener con Bustos, de quien se separó dos meses atrás. Al mediodía, una fuente policial contó a Página/12 que era difícil que pudiera escapar muy lejos. “No tiene plata ni auto. Tiene una bicicleta pero la dejó en su casa. Estamos buscando en los 10 pueblos que rodean a Lincoln”, dijo. Por entonces ya se había sumado a la búsqueda requerida por el fiscal 3 de Junín, Carlos Colimedaglia, la Dirección de Investigaciones de esa ciudad y su Jefatura Departamental. Luego de buscar sin éxito también en los lugares que podía frecuentar el sospechoso, de 41 años, se dio aviso a las delegaciones de la Policía Bonaerense de las ciudades de Chivilcoy y General Villegas, por si había logrado tomar algún micro de larga distancia. Alrededor de las 18, su cuerpo apareció colgado con alambre de un árbol cerca de una tapera abandonada que pertenecía a un conocido suyo, a medio camino entre Lincoln y la localidad de Bayauca, a 20 kilómetros de la capital de ese partido. Las primeras pericias indican que se habría suicidado dos horas antes. “Lo conozco desde hace 25 años por lo menos. Antes trabajaba cargando equipos de música. Era alguien introvertido, callado y laburante”, describió el intendente de Lincoln, Jorge Fernández, quien regresó por la tarde al pueblo, luego de asistir al entierro de un empleado municipal que se suicidó. “Venimos de tragedia en tragedia, pero ésta es una sociedad integrada, con espacios de contención psicológica, como ocurre en la biblioteca popular, pero esencialmente para chicos”, dijo el intendente kirchnerista, al recordar el caso de Tomás Dameno, asesinado por su padrastro Adalbero Cuello, en noviembre de 2011. El intendente estimó que este tipo de crímenes “suceden en todos los estratos sociales porque tienen que ver con cuestiones que pasan puertas adentro”. Sin embargo, agregó, la existencia de denuncias previas de otras ex parejas de López ponen en cuestión “los funcionamientos de las estructuras judiciales”. Por su parte, el comisario de Lincoln, Roberto Peralta, estimó: “Nosotros no tenemos comisaría de la mujer pero les damos la importancia a las denuncias que les tenemos que dar, vemos la problemática en carne propia en situaciones inentendibles como ésta”. Poco trascendió ayer sobre la vida de las víctimas, más allá de los mensajes de Twitter por el año que empieza. Bustos había enviudado y rehecho su vida sentimental con López, quien además de cargar equipos, arreglaba computadoras y hacía instalaciones eléctricas. Las denuncias previas sobre él se tramitaron en comisarías y algunas llegaron a un juzgado de paz, se informó oficialmente. Fuentes del caso no descartaron que haya habido un especie de “efecto contagio”, tras la reciente condena a prisión perpetua contra Cuello. Los motivos del ataque aún son materia de investigación, y las denuncias previas por acoso también deberían serlo.